¡Primera
llamada, Primera!... En el origen. |
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Hablar
de escena es hablar de la historia misma de la humanidad, ya que
lo que más tarde se codificó como teatro ha existido
siempre en todas las culturas. Ligada a las ceremonias sagradas
del hombre primitivo, en lo más profundo del rito, esta forma
de representación ha sido constante a lo largo del devenir
humano. Así, el chamán que imita a un venado, en una
escena pintada sobre la pared de alguna caverna, y el actor moderno
que imita, o más bien encarna, a Mahoma o a Emiliano Zapata,
tal como lo vemos en un escenario, tienen un lazo común a
pesar de los veinte mil años que lo separan.
La
esencia del teatro radica, entre otras cosas, en la magia que conjuga
acción y espacio; en la fascinación del gesto y de
la representación; la maravilla del diálogo y del
lenguaje no verbal; el vestuario, el maquillaje, la luz; el impacto
del más antiguo de los festines efímeros que se ha
quedado, sin embargo, inserto en el espíritu del ser. |
No es difícil entender las razones de por qué los
españoles utilizaron esta forma de representación
como transmisión de ideas y sentimientos, ellos venían
con una tradición del teatro griego y medieval, y se encontraron
también con una profunda raíz escénica en los
ritos de aztecas y mayas, quienes hacían representaciones
dramáticas de diferentes tipos: cacerías, hombres
disfrazados de animales, curaciones importantes, ritos de iniciación.
Estas representaciones tenían un carácter religioso
y se llevaban a cabo frente a los templos de sus dioses.
Los
misioneros aprovecharon las inquietudes teatrales y religiosas de
los pueblos indígenas para evangelizarlos, suplantando poco
a poco lo que para ellos eran ritos paganos, por las pastorelas.
La palabra pastorela viene del italiano "pastorella" que en español
significa pastorcilla.
El
inicio formal de las pastorelas, según algunos historiadores,
fue en 1527 en Cuernavaca con La comedia de los reyes. |
En 1530 se escenificó La natividad gozosa de nuestro Salvador.
Poco a poco, se comenzó a escenificar el peregrinar de José
y de la virgen María y se fueron incorporando las aventuras
de los pastores y las tentaciones que lograron vencer para llegar
a Jesús. En las pastorelas se ve claramente la lucha entre
el bien y el mal y se mezclan personajes divinos y humanos.
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Con
el tiempo, las pastorelas han adquirido mayor jocosidad y presentan
al diablo (a veces asociándolo con políticos o funcionarios)
ridiculizándolo y terminan siempre con su derrota.
Uno
de nuestros dramaturgos contemporáneos más importantes,
Jesús González Dávila
(1940-2000) afirma con gran inteligencia y sensibilidad
sobre este género:
"La
pastorela mexicana heredera de una larga tradición que para
algunos se remonta a los añejos rituales de los llamados
autos sacramentales del teatro religioso medieval español
tiene una espontaneidad y riqueza plástica de imágenes
que resulta asombrosa. |
Sarcasmo y risas amargas; cólera y sed de justicia; pasión
e indiferencia; milagros y promesas de salvación. Humor:
ingrediente que florece sólo en la literatura de las naciones
que han vivido y conocen el drama, la tragedia y el lirismo; que
saben que, en última instancia, mucho de lo que nos rodea
no merece el oropel con que nos empeñamos en vestirlo".
Disfrutemos
de algunas pastorelas a texto completo, más algunas sugerencias
de montaje, escenografía y vestuario en nuestra �Segunda
llamada... segunda!
RedEscolar, México 2020
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