“Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí… Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor, esta alegría”.
Clasificado dentro del universo literario como modernista debido al estilo que adoptara en sus obras; y representar fielmente al modernismo, movimiento entre los años 1880 y 1910, que se destacó por su rebeldía, narcisismo, su tendencia aristocrática, uso de la mitología y la renovación que impuso en el lenguaje y la métrica. Conjunto de cualidades que nos motiva en RedEscolar a conmemorar el aniversario luctuoso del diplomático mexicano, novelista, ensayista y poeta inalcanzable, Amado Nervo; a quien ofrecemos este espacio para rendir un breve homenaje a su vida y obra triunfal que ha trascendido en el tiempo.
Juan Crisóstomo Ruíz de Nervo y Ordaz nació el 27 de agosto de 1870 en Tepic, Jalisco (ahora Nayarit); y murió el 24 de mayo de 1919, en Montevideo, capital uruguaya. Cuando niño, perdió a su padre y entrada la adolescencia fue enviado a Michoacán para realizar sus primeros estudios en el Seminario de Zamora, aunque por problemas económicos se vio forzado a dejarlos; y regresó a Tepic.
En 1892 inició su carrera literaria en El correo de la tarde de Mazatlán, al publicar algunos poemas y ensayos. Dos años más tarde decidió viajar a la ciudad de México para colaborar en la Revista Azul, donde conoció al modernista Gutiérrez Nájera. Asimismo, formó parte de El Universal, El Nacional y El Mundo; fue designado director del suplemento Mundo Cómico.
«¡En esta vida no la supe amar!
Dame otra vida para reparar,
¡oh Dios! mis omisiones, para amarla con tantos corazones
como tuve en mis cuerpos anteriores, para colmar de flores,
de risas y de gloria sus instantes».
A finales de 1895 publicó su primera novela titulada El Bachiller, una obra muy controversial debido a la trama que tocaba temas delicados para la época y el momento que se vivía. Tres años después publicaría Perlas Negras, una recopilación de poemas de su juventud, que ya habían aparecido en El Mundo. En 1899 el relato de un médico enamorado que toca lo fantástico, daba un giro a la tradición literaria mexicana que siempre fue sometida al realismo con El donador de almas.
Tomó un trasatlántico como enviado de El Imparcial y viajó a París en 1900, donde conoció a Jean Moréas, Leopoldo Lugones, Rubén Darío y Oscar Wilde; aunque su encuentro más importante fue con Ana Cecilia Luisa Daillez, el gran amor de su vida; a quien van dirigidos los poemas de su obra La dama inmóvil, haciendo alusión a su muerte prematura.
En Místicas (1898), Poemas (1901), El Éxodo y las flores del camino (1902) y Lira heroica (1902) ya se ve un Nervo más modernista, consagrado como es ahora recordado. A pesar de ser recordado por su poesía, hay algunos escritores, como José Joaquín Blanco, que afirman que su prosa es aún mejor, puesto que se sentía más libre al momento de escribir.
Al hablar de la poesía hispanoamericana, Amado Nervo es un gran referente. Su obra y aportes son reconocidos por autores como Pellicer o Rubén Darío. Además, la inclinación de Nervo por los temas religiosos quedó plasmada con un alto grado de misticismo en toda su obra; al expresar sus pensamientos sublimes en forma poética.
En 1905 ingresó como secretario en la embajada de México en Madrid, donde siguió escribiendo artículos para periódicos y revistas españolas. Durante la época de la Revolución se vio interrumpida su carrera diplomática, pero en 1918 fue enviado como ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay.
«Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!»
La muerte le llegó a muy temprana edad, aquel 24 de mayo de 1919 en Montevideo, Uruguay, durante su representación por México en el parlamento del niño. Fue trasladado a México para su sepultura; sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres. Ahora solo nos toca recordarlo y hacerle un verdadero homenaje al leer sus grandes obras literarias. Si bien, pareciera que autores más recientes han relegado a Nervo a un lugar un tanto olvidado, sus obras forman parte de nuestra cultura, por lo que seguiremos recordando y dando vida a este gran escritor mexicano.
A poco más de cien años de su fallecimiento, su obra mantiene el reflejo de una prosa y poesía de un mundo que ya no existe, que revelan una fuerza en el ritmo y en la manera directa, pero mística y satírica de decir las cosas; en un mundo en el que la palabra dominaba el espectro cultural sobre la imagen inmediata. Hoy en día, los grupos literarios o artísticos difícilmente se congregan de acuerdo a una estética, intereses o generación.
Vida, nada te debo… Amado Nervo, centenario de su muerte
“Oír con paciencia es a veces mayor caridad que dar.
Muchos infelices se van más encantados de la
atención con que escuchamos el relato de sus
penas, que de nuestro óbolo.”
- Aunque su nombre completo era Juan Crisóstomo Nervo Ordaz, su madre lo llamaba "Amado"; de esta forma adquirió su seudónimo como escritor y poeta. Aunque otra versión de la historia, fue explicada por él mismo:
Mi apellido es Ruiz de Nervo; mi padre lo modificó encogiéndolo. Se llamaba Amado y me dio su nombre. Resulté, pues, Amado Nervo, y esto, que parecía seudónimo, así lo creyeron muchos en América y que en todo caso era raro, me valió, quizá, no poco para mi fortuna literaria.
- Gracias al libro de recetas de su madre: “La cocinera poblana”, Amado Nervo aprendió a leer.
- Nervo cursó un año de teología, pues había considerado la posibilidad de ser clérigo.
- Fue un escritor prolífico, quien además de ser redactor en diferentes periódicos y revistas, publicó 3 novelas, 12 libros de poesía, 4 cuentos y un par de ensayos.
- Incursionó en la diplomacia como embajador de México en España y Uruguay. También participó en el periodismo desde muy joven, sus primeros artículos los publicó en el diario local Correo de la Tarde; lo que le abrió las puertas para colaborar en publicaciones como: El Universal, El Nacional, El Mundo, Revista Azul, la cual fundó junto con el poeta Manuel Gutiérrez Nájera.
- Juan Villoro se refirió a él como: “el gran inventor del sentimentalismo mexicano”, de gran influencia para la cultura popular.
- Se estima que 300,000 personas, casi la tercera parte de la población de la capital, asistieron a su funeral en México (seis meses después); además, recibió diversos homenajes en países como España, Brasil, Venezuela y Uruguay.
Después de revisar la información sobre nuestro ilustre personaje de letras, los invitamos a realizar las siguientes actividades: