"¿Querés
que te apague la luz o te la dejo hasta que te levantés?",
me preguntó desde la puerta. No sé cómo alcancé
a decirle que era lo mismo, algo así, y escuché
el ruido de la puerta al cerrarse y entonces me tape la cabeza
con las frazadas y qué le iba a hacer, a pesar de los cólicos
me mordí las dos manos y lloré tanto que nadie,
nadie puede imaginarse lo que lloré mientas la maldecía
y la insultaba y le clavaba un cuchillo en el pecho cinco, diez,
veinte veces, maldiciéndola cada vez y gozando de lo que
sufría y de cómo me suplicaba que la perdonase por
lo que me había hecho.
Es
lo de siempre, che Suárez, uno corta y abre, y en una de
esas la gran sorpresa. Claro que a la edad del pibe tiene todas
las chances a su favor, pero lo mismo le voy a hablar claro al
padre, no sea cosa que en una de esas tengamos un lío.
Lo más probable es que haya una buena reacción,
pero ahí hay algo que falla, pensá en lo que pasó
al comienzo de la anestesia: parece mentira en un pibe de esa
edad. Lo fui a ver a las dos horas y lo encontré bastante
bien si pensás en lo que duró la cosa. Cuando entró
el doctor De Luisi yo estaba secándole la boca al pobre,
no terminaba de vomitar y todavía le duraba la anestesia
pero el doctor lo auscultó lo mismo y me pidió que
no me moviera de su lado hasta que estuviera bien despierto. Los
padres siguen en la otra pieza, la buena señora se ve que
no está acostumbrada a estas cosas, de golpe se le acabaron
las paradas, y el viejo parece un trapo. Vamos, Pablito, vomitá
si tenés ganas y quejáte todo lo que quieras, yo
estoy aquí, sí, claro que esto aquí, el pobre
sigue dormido pero me agarra la mano como si se estuviera ahogando.
Debe creer que soy la mamá, todos creen eso, es monótono.
Vamos, Pablo, no te muevas así, quieto que te va a doler
más, no, dejá las manos tranquilas, ahí no
te podés tocar. Al pobre le cuesta salir de la anestesia,
Marcial me dijo que la operación había sido muy
larga.
Es
raro, habrán encontrado alguna complicación: a veces
el apéndice no está tan a la vista, le voy a preguntar
a Marcial esta noche. pero sí, m'hijito, estoy aquí,
quéjese todo lo que quiera pero no se mueva tanto, yo le
voy a mojar los labios con este pedacito de hielo en una gas,
así se le va pasando la sed. Sí, querido, vomitá
más, aliviáte todo lo que quieras. Qué fuerza
tenés en las manos, me vas a llenar de moretones, sí,
sí, llorá si tenés ganas, llorá, Pablito,
eso alivia, llorá y quejáte, total estás
tan dormido y creés que soy tu mamá. Sos bien bonito,
sabés, con esa nariz un poco respingada y esas pestañas
como cortinas, parecés mayor ahora que estás tan
pálido. Ya no te pondrías colorado por nada, verdad,
mi pobrecito. Me duele, mamá, me duele aquí, dejáme
que me saque ese peso que me han puesto, tengo algo en la barriga
que pesa tanto y me duele, mamá, decíle a la enfermera
que me saque eso. Sí, m'hijito, ya se le va a pasar, quédese
un poco quieto, por qué tendrás tanta fuerza, voy
a tener que llamar a María Luisa para que me ayude. Vamos,
Pablo, me enojo si no te estás quieto, te va a doler mucho
más si seguís moviéndote tanto. Ah, parece
que empezás a darte cuenta, me duele aquí, señorita
Cora, me duele tanto aquí, hágame algo por favor,
me duele tanto aquí, suélteme las manos, no puedo
más, señorita Cora, no puedo más.
Menos mal que se ha dormido el pobre querido, la enfermera me
vino a buscar a las dos y media y me dijo que me quedara un rato
con él que ya estaba mejor, pero lo veo tan pálido,
ha debido perder tanta sangre, menos mal que le doctor De Luisi
dijo que todo había salido bien.
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