En
días pasados, José Emilio Pacheco dio una serie
de conferencias magistrales sobre Borges en El Colegio Nacional.
Con ese motivo, nos propusimos hacer una radiografía del
autor que está detrás del erudito hombre de letras,
del escritor versátil e inclasificable que muestra a través
de su obra que México es, sobre todo, creación permanente
e idealización nostalgiosa.
En
la página 45 de Las batallas en el desierto, uno
de nuestros escasos libros clásicos que gozan de fama pero
además de numerosos y cada vez más jóvenes
lectores, José Emilio Pacheco hace el retrato de Carlos,
ese niño héroe que se atreve a entrar en el más
solitario de los combates. Cuando el psiquiatra lo interroga sobre
aquello que más detesta, el personaje responde: "La
crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos,
la presunción, los abusos de los hermanos mayores, la aritmética,
que haya quienes no tienen para comer mientras otros se quedan
con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados;
que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el
pan a la basura."
Quien
conoce la obra de José Emilio Pacheco, o ha gozado del
privilegio de su cercanía, puede hallar en las características
anteriores un retrato del autor. La personalidad de Carlos, el
niño que en su edad adulta tiene el valor de recordar,
es un resumen de los valores defendidos por José Emilio
Pacheco, ésos que lo han llevado a construir una escritura
que admite varias fraternidades pero que al final nos deja con
la sensación de estar ante un estilo que, por diversos
motivos, hacemos inmediatamente nuestro.
El altruismo y las buenas intenciones no bastan para hacer literatura.
En un amplio espectro que va de John Donne a Mafalda, José
Emilio Pacheco sufre auténticamente como si cada una de
las dolencias del mundo fueran la suya. Lo admirable es que, con
base en las rebeliones inmediatas que todo ser sensible experimenta
ante los desequilibrios del mundo, él haya podido construir
una obra unánimemente admirada por su compleja sencillez,
por su envidiable claridad, por su honestidad avasallante, por
su maestría para borrar la primera persona del singular
y fundirla, imperceptible y permanentemente, con la primera persona
del plural. José Emilio Pacheco ha logrado, con sus letras
articuladas en los diversos géneros, el triunfo del nosotros
considerado como obra de arte.
Entre
1963 y 1967, el joven José Emilio Pacheco publicó
tres libros perfectos, articulados en diferentes géneros:
los cuentos de El viento distante, los poemas de Los
elementos de la noche y la novela Morirás lejos.
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