Osvaldo Ferrari: Se impone
que hablemos de la experiencia que usted trae de este viaje que
realizó por Italia, Grecia y Japón. La primera impresión
que uno tiene al verlo es la de que ese viaje le ha sentado muy
bien, y que usted tiene el aire de haber hecho nuevos descubrimientos.
Jorge Luis
Borges: No sé si descubrimientos... confirmaciones,
más bien, desde luego. Vuelvo con una excelente impresión,
y siempre con el asombro... no sé, de que me respete tanto
la gente, de que me tomen en serio. Yo no sé si mi obra
merece esa atención, yo creo que no, creo que soy como
una suerte de superstición ahora... internacional. Pero,
la agradezco muchísimo y no deja de asombrarme eso; el
hecho de haber recibido esos premios, esos honores: usted está
hablando ahora con un doctor honoris causa de la Universidad de
Creta. Todo eso me parece tan fantástico... bueno, me parece
tan fantástico a mí como les parecerá a otros
también, ¿no? Es decir, yo estoy asombrado de todo
eso; pienso que quizá, bueno, ellos me han leído
en traducciones, las traducciones pueden haber mejorado mis textos,
o quizás haya algo entre líneas que no alcanzo a
percibir, y que está allí. Porque si no, yo no sé
por qué merezco todo esto. Pero vuelvo con la mejor impresión
de esos países; yo no conocía el sur de Italia,
aunque sabía que era Magna Grecia aquello. Estuve en Creta
también, y tuve ocasión de decir que aquella expresión
"Magna Grecia", expresión que se aplica al Asia
Menor, al sur de Italia, a ciertas islas, podría aplicarse
al mundo entero o, en todo caso, al Occidente entero. Es decir,
que todos somos Magna Grecia. Eso lo dije allí, es decir,
que todos somos griegos en el destierro en un destierro no
necesariamente elegíaco o desdichado, ya que quizá
nos permite ser más griegos que los griegos, o más
europeos que los europeos. De modo que tengo el mejor recuerdo
de esos países; yo no conocía el sur de Italia:
me sorprendió oír la música popular, oí
a un individuo tocando la guitarra, un campesino, me dijeron que
estaba tocando temas sicilianos, y me pareció oír,
bueno, esas tonadas criollas que corresponden a la provincia de
Buenos Aires o a la República Oriental: esas tonadas con
las que se toca "La tapera", o "El gaucho",
de Elías Regules. Bueno, ése es exactamente el tipo
de música que yo oí en Sicilia. Y luego, en Vicenza,
estuvieron espléndidos conmigo, en Venecia también,
y en el Japón, desde luego, confirmé las espléndidas
experiencias de mi viaje anterior. Es decir, de un país
que ejerce a la vez su cultura oriental y la cultura occidental
y que, en lo que se refiere a cultura occidental, en lo que se
refiere a técnica, parece que está, bueno, dejándonos
atrás.
Osvaldo Ferrari: Cierto. He
visto que en un lugar de Italia lo han designado Maestro de vida.
Jorge Luis Borges: Bueno, ojalá eso pudiera referirse
a mi propia vida, que ha sido una serie de errores, ¡eh!
Pero, posiblemente uno pueda enseñar lo que no sepa, o
lo que no ha practicado, ¿no? (Ríe).
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