Gertrud y Madeleine pasaron junto a Rivera, tomadas de la mano y ya sin muñecas. Las chiquillas (¿serían las mismas, u otras muy semejantes?, estas rubiecitas europeas son todas iguales) parecían tan conformes como él con la demora involuntaria Rivera pensó que ya no habría ninguna entrevista, ni siquiera con la gente de ¿cómo era? Se probó a sí mismo tratando de recordar algún nombre, uno solo, y se entusiasmó como nunca cuando verificó que ya no recordaba ninguno.

También esta vez se encontró con un almanaque frente a él, pero la fecha que marcaba (lunes 7) era tan descabellada, que decidió no darle importancia. Fue precisamente en ese instante que entraron en el vasto hall del aeropuerto todos los pasajerosn de un avión recién llegado. Rivera vio al muchacho, y sintió que lo envolvía una sensación de antiguo y conocido afecto. Sin embargo, el adolescente pasó junto a él, sin mirarlo siquiera. Venía conversando con una chica de pantalones de pana verde y botitas negras. El muchacho fue hasta el mostrador y trajo dos jugos de naranja. Rivera, como hipnotizado, se sentó en un sofá vecino.

"Dice mi hermano que aquí estaremos más o menos una hora", dijo la chica. Él se limpió los labios con el pañuelo. "Estoy deseando llegar." "Yo también", dijo ella. "A ver si escribís. Quién te dice, a lo mejor nos vemos. Después de todo, estaremos cerca." "Vamos a anotar ahora mismo las direcciones", dijo ella.

El muchacho empuñó un bolígrafo, y ella abrió una libretita roja. A dos metros escasos de la pareja, Sergio Rivera estaba inmóvil, con los labios apretados.

"Anotá", dijo la muchacha, "María Elena Suárez, Koenigstrasse 21, Nurember. ¿Y vos?" "Eduardo Rivera, Lagergasse 9, Viena III." "¿Y cuánto tiempo vas a estar?" "Por ahora, un año", dijo él. "Qué feliz, che. ¿Y tu viejo no protesta?"

El muchacho empezó a decir algo. Desde su sitio no pudo entender las palabas porque en ese preciso intante el parlante (la misma voz femenina de siempre, aunque ahora extrañamente cascada) informaba: "LCA comunica que, en razón de desperfectos técnicos, ha resuelto cancelar su vuelo 914 hasta mañana, en hora por determinar."

Sólo cuando el anuncio llegó a su término, la voz del adolescente fue otra vez audible para Sergio: "Además, no es mi viejo sino mi padrastro. Mi padre murió hace años. ¿sabés?, en un accidente de aviación."

 

 

- 4 -

 

 

Regresar