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          Piedra de sol 
          (fragmento)* 
        ...Voy 
          por tu cuerpo como por el mundo,  
          tu vientre es una plaza soleada,  
          tus pechos dos iglesias donde oficia  
          la sangre sus misterios paralelos,  
          mis miradas te cubren como yedra,  
          eres una ciudad que el mar asedia,  
          una muralla que la luz divide  
          en dos mitades de color durazno,  
          un paraje de sal, rocas y pájaros  
          bajo la ley del mediodía absorto,  
        vestida 
          del color de mis deseos  
          como mi pensamiento vas desnuda,  
          voy por tus ojos como por el agua,  
          los tigres beben sueño de esos ojos,  
          el colibrí se quema en esas llamas,  
          voy por tu frente como por la luna,  
          como la nube por tu pensamiento,  
          voy por tu vientre como por tus sueños,  
        tu falda 
          de maíz ondula y canta,  
          tu falda de cristal, tu falda de agua,  
          tus labios, tus cabellos, tus miradas,  
          toda la noche llueves, todo el día  
          abres mi pecho con tus dedos de agua,  
          cierras mis ojos con tu boca de agua,  
          sobre mis huesos llueves, en mi pecho  
          hunde raíces de agua un árbol líquido,  
        voy por 
          tu talle como por un río,  
          voy por tu cuerpo como por un bosque,  
          como por un sendero en la montaña  
          que en un abismo brusco se termina  
          voy por tus pensamientos afilados  
          y a la salida de tu blanca frente  
          mi sombra despeñada se destroza,  
          recojo mis fragmentos uno a uno  
          y prosigo sin cuerpo, busco a tientas... 
        *Tomado 
          de Piedra de sol, Material de lectura, UNAM.  
             
         
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        El muro* 
      Deja que te recuerde 
        o que te sueñe 
        amor, mentira cierta y ya vivida, 
        más que por los sentidos, por el alma. 
      Atrás de la 
        memoria, en ese limbo 
        donde recuerdos, músicas, deseos, 
        sueñan su renacer en esculturas, 
        tu pelo suelto cae, tu sonrisa, 
        puerta de la blancura, aún sonríe 
        y alienta todavía ese ademán 
        de flor que el aire mueve. Todavía 
        la fiebre de tu mano, donde corren 
        esos ríos que mojan ciertos sueños, 
        hace crecer dentro de mí mareas 
        y aún suenan tus pasos, que el silencio 
        cubre con aguas mansas, como el agua 
        al sonido sonámbulo sepulta. 
      Cierro los ojos: nacen 
        dichas, goces, 
        bahías de hermosura, eternidades 
        sustraídas , fluir vivo de imágenes 
        delicias desatadas, pleamar, 
        ocio que colma el pecho de abandono. 
        ¡Dichas, días con alas de suspiro, 
        leves como la sombra de los pájaros! 
        Y su delgada voz abre en mi pecho 
        Un ciego paraíso, una agonía, 
        El recordado infierno de unos labios 
        (tu paladar: un cielo rojo, golfo 
        donde duermen tus dientes caracola 
        donde oye la ola su caída), 
        el infinito hambriento de unos ojos, 
        un pulso, un tacto, un cuerpo que se fuga, 
        la sombra de un aroma, la promesa 
        de un cielo sin orillas, pleno, eterno. 
      Mas 
        cierra el paso un muro y todo cesa. 
        Mi corazón a oscuras late y llama. 
        Con puño ciego y árido golpea 
        la sorda piedra y suena su latido 
        a lluvia de ceniza en un desierto. 
      Tomado 
        de “Puerta condenada”, En Libertad bajo palabra, 
        FCE/SEP, 1983. 
          
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