Palabra de escritor:

 

 

“Escribo para un lector cómplice”*

 

 

 

Semblanza de la escritora Mónica Lavin

 

 

 

*Sinopsis de una entrevista de Yolanda Sassoon a Mónica Lavín, además de fragmentos de su libro: Leo, luego escribo. Ideas para disfrutar la lectura. Lectorum, México, 2001 (pp. 11-13)


 

 

¿Qué tanto el docente puede ser un motivador real de la lectura? Muchas veces sucede que los alumnos asocian la escuela con la lectura obligada. Es importantísimo resignificar a la lectura como una afición, un placer y un descubrimiento. Esperamos que las palabras de escritores como Mónica Lavín y su pasión por escribir sean un detonador para mirar el interior de un escritor, más allá que ver la asignatura de español y el tema literario con una connotación impuesta. ¿Qué relatos para niños o jóvenes pueden conocer para acrecentar su interés por la palabra escrita? Esperamos que el panorama que presentamos de la obra de Mónica Lavín y sus brillantes opiniones acerca de la lectura y la escritura, puedan ser un apoyo para enriquecer este asunto que a veces ha sido tortuoso en el ámbito escolar.

 

Cuentos y novelas de Mónica Lavín

 

 

  • Cuentos  de desencuentro y otros (1986)
  • Nicolasa y los encajes (1991)
  • Retazos (1995)
  • Ruby Tuesday no ha muerto (1998) Premio Nacional Gilberto Owen
  • La isla blanca (1998)
  • Por sevillanas (2000)
  • Tonada de un viejo amor (1996)
  • Cambio de vías (1999)
  • Café cortado (2001) Premio Narrativa de Colima
  • Uno no sabe (2004)
  • Yo, la peor (2009) Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska

 

 


Nicolasa y los encajes, nos explica Mónica, fue su segundo libro de cuentos por el placer enorme de toparse con lectores desconocidos, por sentir que había una respuesta en el solitario camino de la escritura.

Ruby Tuesday no ha muerto lo escribió porque pudo convocar a los Rolling Stones y recordar la uña de Keith Richards en el concierto que dieron en el Foro Sol.

Yo, la peor, narra la vida de Sor Juana Inés de la Cruz y es su primera novela histórica.  “Yo, la peor de todas…”. Fue una frase escrita con sangre en el arco de la enfermería del convento de las madres Jerónimas.  Se trata de una novela, Yo, la peor -biografía en la que quise que se sintiera el ambiente familiar, el de la corte y la del convento, en donde hay para la monja: satisfacciones, amores, intrigas y decepciones. Es una reconstrucción de la vida y época de Sor Juana, cuando los hombres tenían el poder en todos los ámbitos. Entró de monja para tener la libertad de estudiar y de pensar.
 

La más faulera la escribió a partir de una anécdota y de ahí surgió una novela con la que se acercó a los jóvenes: ella vuelve a jugar basquetbol y a ser adolescente. Cabe señalarse que varias de sus obras infantiles (predominantemente cuentos y novelas) forman parte de antologías de México y de otros países.

 

Al preguntarle ¿por qué escribe?, ella responde que le gusta contar historias, le apasiona hacerlo, e intenta explicarse los matices de la condición humana (sin lograrlo, según sus propias palabras).

 

Literatura para jóvenes de Mónica Lavín

 

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    La más faulera (1997)

    Planeta azul, planeta gris (1998)

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Añade que para ella, escribir es una actitud de vida, una pasión. Afirma que la lectura y la escritura son inseparables. Empezó a escribir porque leer cuentos y novelas la seducía: le gustaban esos mundos alternativos y quiso intentar los propios. Considera que leer es estar cerca del inagotable manantial de la imaginación, de las posibilidades del lenguaje, del embeleso de las palabras y las posibilidades expresivas; asimismo, de la música del texto.

 

Cuando escribe un cuento o novela, se pone al servicio de la historia. Confía en que algún lector la acompañará a llegar a la otra orilla, pues sin éste, la literatura naufraga. En voz baja comenta que escribe para “un lector cómplice”.

 

Para escribir necesita una idea inicial, un pequeño argumento, o un esbozo. Luego la piensa más y le da vueltas… Toma notas… A algunos personajes los detalla en apuntes. Hace un esqueleto y permite que se construya a partir de lo que día a día hace. Toma notas constantemente y lleva una bitácora de la novela: la habita, la obsesiona y la embriaga.

 

La vida real es la que siempre la impulsa a escribir. A veces son los lugares, es una imagen, o es una anécdota, lo que dispara el cuento o la novela. El asesinato de su abuelo en Tapachula la llevó a fraguar su mundo y su asesino en Café cortado. Una pareja que salía de una vieja casa en un pueblo de Parras la llevó a escribir Tonada de un viejo amor.

El diente que le rompió a una niña al jugar  básquetbol, la llevó a escribir La más faulera.

 

Considera que al escribir una se abre en cuerpo y alma frente al lector porque ha luchado a solas con la incertidumbre del texto y porque necesita que alguien más se conmueva con él. Comenta que es un privilegio tener la oportunidad de inventar mundos y personajes, de fabricarlos con palabras, de saber que nunca se llega a puerto y que finalmente sea para ella un proyecto de vida. El momento de la escritura o de lectura de un gran libro son maneras de cobijarse con la belleza y el asombro.


 

Además de los cuentos y novelas para jóvenes, la escritora publicó un libro con un enfoque pedagógico hacia la lectura y la escritura en el aula. Se llama Leo, luego escribo. Ideas para disfrutar de la lectura, que es una lectura básica para los docentes quienes muchas veces no fomentan la lectura con sus alumnos de manera adecuada, pues no los motivan a disfrutar.  Esta reflexión de la autora del libro nos expresa, en sus propias palabras, las graves consecuencias que lleva la obligatoriedad. En sentido figurado ella le llama: “vacuna contra la lectura”:

 

Tanto decirnos que tenemos que leer puede vacunarnos contra la lectura, que, sin duda con buenas intenciones, a veces ha equivocado sus maneras. En el desesperado deseo por que un mayor número de gente le dé una oportunidad al libro, que conozca los alcances de la lectura, se han librado desesperadas batallas en los medios impresos y electrónicos.  Aquí en corto, confieso que la lucha por contagiar el gusto por la lectura sólo se puede librar con lentitud, es una batalla más parecida a la seducción que se da entre dos personas que a la comunicación masiva.  

Si el profesor no contempla la lectura con la emoción necesaria es difícil que pueda transmitir a sus alumnos el gusto y afición por ésta. Esto lo vemos claramente en el siguiente fragmento del libro que es sumamente esclarecedor del docente como un verdadero promotor de la lectura:

 

El contagio entra por vía del afecto, de los sentidos, de la pasión con que un maestro nos exprese el tránsito que significó determinada lectura. No hay libros equivocados, tal vez momentos equivocados para acoger al libro. La literatura, como toda manifestación del arte, es territorio de las pasiones.

 

Leo, luego escribo. Ideas para disfrutar de la lectura lleva al docente a darse cuenta de que entre más se lea en un sentido significativo, vendrá el agradable resultado de que los alumnos sientan deseo y el amor por la escritura. Incluso, al final del libro hay varios ejercicios para motivar la escritura en los alumnos, que son altamente recomendables.

 

 

 

 

 

Para cerrar esta semblanza, queda una invitación para conocer en el ámbito docente la gama variada de la obra de Mónica Lavín en todas sus manifestaciones literarias.