Etapa 4:
Anticuarios y coleccionistas

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Cuando una casa proporciona al visitante una cálida sensación, la duración de la estancia en ella puede parecer muy corto puede parecer muy corto; sobre todo si existe algo interesante que nos atrape, quizá sea el cuarto de televisión o la sala de estar, en el mejor de los casos una bodega, el almacén, vitrinas, la azotea, el rincón de las herramientas, el jardín, en fin, todos los lugares que son especiales por tener el olor, la presencia, la esencia y el sello familiar de los abuelos.

El toque de frescor, la luz que recibe directamente del sol la mayor parte del día, la presencia de plantas naturales y centros de mesa. Cada espacio es acondicionado por sus gustos y es lo que nos transmiten. Con ayuda de todos los detalles realicemos una descripción, un poema u oda de la casa de nuestros abuelos; cada texto que elaboren lo compartiremos en el foro de discusión.

Del mismo modo, si se han preguntado cómo vivían nuestros abuelos sin tantos o ninguno de los aparatos que ahora resultan necesarios para nuestras actividades diarias, analicemos lo que podemos encontrar en casa de los abuelos; quizá haya objetos que ni siquiera sabemos cómo funcionan, que acaso son mucho más valiosas y duraderas que los productos actuales, por lo que podríamos llamarlo un verdadero museo de antigüedades.

Les proponemos inspeccionar la casa de los abuelos y pedirles que les muestren los objetos que ya no son tan comunes; todo aquello que no requiera de electricidad o que muy a su manera haya sido una innovación tecnológica. Algunos ya no funcionarán, otros sólo serán recordados en fotografía, pero será interesante conocer cuáles fueron los objetos que dieron vida a la vida de los abuelos.

Acaso sean coleccionistas de algo en particular. Pídanles que les muestren sus valores más preciados y recuerdos acumulados; siempre habrá una envoltura de chocolate, el ticket de entrada al cine de su película favorita, una flor disecada, letras de canciones, poemas, cartas, recortes de periódicos y/o revistas, y con ello una anécdota para revelar lo que hay en el maravilloso museo-casa de los abuelos.

Todo tiene una historia oculta, y si logran descubrirla, los invitamos a escribirla en el foro de discusión # 4; así mismo, compartan el por qué se dice que los abuelos son anticuarios coleccionistas y cuáles son las emociones que despierta en ellos, el que ustedes se interesen por sus objetos y recuerdos personales, expliquen también cómo disfrutaron retroceder en el tiempo y evocar momentos pasados de la mano de sus abuelos.

Fotografías, periódicos viejos –en el que encuentren alguna fecha importante para los abuelos-, cartas, objetos de porcelana, aparatos antiguos, todos ellos forman parte de los recuerdos de los abuelos. Reúnan la mayor cantidad de recuerdos en papel, los objetos pueden ser fotografiados y con todo listo, formen un catálogo del museo con su respectiva descripción para obsequiarlo a los abuelos; ustedes eligen la decoración. También pueden elaborar una presentación digital para compartirlo con la comunidad educativa y en el Facebook del proyecto.

Un, dos, tres. Entre las actividades complementarias les sugerimos:

Uno: Realicen un reportaje de alguno de los espacios de la casa que más agrade a los abuelos, donde pasan la mayor parte de su tiempo y ocasionalmente lo comparten con sus nietos. Podrán incluirlo en su Blog y en el Facebook.

Dos: Al elaborar el catálogo del museo de sus abuelos, no olviden poner pies de foto a cada una de las imágenes que incluyan; y entre ellas, alguna nota complementaria que proporcione datos curiosos de lo que representa la casa familiar.

Tres: Tanto con sus catálogos como con algunos objetos que los abuelos les proporcionen “en calidad de préstamo”, monten un pequeño museo o exposición para presentarla a la comunidad escolar. Incluso, pueden comenzar una colección juntos.

Red ILCE, México 2013