El juego y la belleza están en el origen de una gran parte de las matemáticas.
Si los matemáticos de todos los tiempos se lo han pasado tan bien jugando
y contemplando su juego y su ciencia, ¿por qué no tratar de aprenderla
y comunicarla a través del juego y de la belleza?
Miguel de Guzmán Ozámiz

 

Introducción

“La matemática es una actividad vieja y polivalente. A lo largo de los siglos ha sido empleada con objetivos profundamente diversos. Fue un instrumento para la elaboración de vaticinios, entre los sacerdotes de los pueblos mesopotámicos. Se consideró como un medio de aproximación a una vida más profundamente humana y como camino de acercamiento a la divinidad, entre los pitagóricos∗ Fue utilizado como un importante elemento disciplinador del pensamiento, en el Medievo. Ha sido la más versátil e idónea herramienta para la exploración del universo, a partir del Renacimiento. Ha constituido una magnífica guía del pensamiento filosófico, entre los pensadores del racionalismo y filósofos contemporáneos. Ha sido un instrumento de creación de belleza artística, un campo de ejercicio lúdico, entre los matemáticos de todos los tiempos...”1

Las matemáticas desde su origen surgieron por la necesidad que tuvieron los primeros habitantes en la tierra de contar todos los elementos que eran fundamentales para su sobrevivencia: la cantidad de frutos que recolectaban, la cantidad de animales que cazaban, los utensilios que usaban para realizar las actividades que les servían para cubrir sus necesidades; es decir, el pensamiento lógico matemático surgió de una manera empírica, hoy en día sus aplicaciones nos hacen evidente la fecundidad y potencia de esta ciencia. Las matemáticas han surgido de forma muy semejante a las demás ciencias, por una necesidad vital, por experimentos, por tentativas que unas veces han dado frutos y otras son estériles, y ha ido alcanzando una exactitud cada vez más precisa, aunque siempre perfectible.

Nuestra enseñanza ideal debería tratar de reflejar este carácter profundamente humano de la matemática, ganando con ello en asequibilidad, dinamismo, interés y atractivo. (De Guzmán, 2004).

Sabemos que no podemos esperar que ustedes descubran en este curso inductivo lo que algunas mentes brillantes han desarrollado a lo largo de varios siglos de trabajo; simplemente lo que perseguimos es fomentarles el placer de descubrir nuevos conocimientos a partir del desarrollo de una nueva manera de razonar, proporcionarles estrategias útiles de pensamiento en el campo de la lógica matemática.

Queremos motivarlos para que asimilen más fácilmente las cuestiones que implican la resolución de problemas matemáticos que puedan llegar a serles útiles en su vida cotidiana, ser una fuente de satisfacción intelectual, de asombro ante el poder del pensamiento matemático eficiente y de atracción hacia las matemáticas.

 

 



1 DE GUZMAN Ozámiz, Miguel. Enseñanza de las ciencias y la matemática. En: Revista Iberoamericana de Educación, Enero-Abril 2007. No. 43. Madrid. p. 21.

 

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