Los Reyes MagosLos Reyes Magos pertenecen al mundo de la leyenda, puesto que no existe evidencia histórica alguna de que hayan visitado al niño divino; la mención de sus aparición, tanto en los evangelios apócrifos, tiene antiguas raíces, en el salmo 72:10 en donde se habla del Mesías y se dice que “…los reyes de Tarhish y de todas la islas le traerán presentes…” Sus antecedentes, se dice, se refieren a que los visitantes fueron embajadores enviados por la dinastía de los Pandia, los que llegaron a Roma en estado lamentable después de sufrir mil vicisitudes durante su largo trayecto. La presencia de los tres nobles orientales llamó la atención imperial. Las fuentes indias no hablan de este hecho, aunque se menciona con frecuencia el intercambio comercial con el Imperio Romano. Las fuentes romanas registran que en efecto, al emperador Augusto lo visitaron en Tarragona tres embajadores indios o escitas entre los años 27 y 24 antes de Cristo.
Con respecto al nombre, no siempre se les conoció como se les conoce en la actualidad, ya que durante los primeros siglos se les llamó: Apelio, Amero y Damasco; Magalat, Galzaleth y Sarasin, o Ator, Sator y Peratoras. Fue el arzobispo de Génova (1230-98) quien en su Leyenda Áurea fijó los nombres de los tres personajes como hoy los conocemos: Melchor, Gaspar y Baltazar. A cada uno de ellos se les identifica con un objeto: Gaspar, oro; Baltazar, incienso, y Melchor mirra. Son tres regalos, el número 3 se le considera especial, como acontece en los cuentos maravillosos, como por ejemplo el de los tres hermanos, el tercero es el que sale victorioso, o es el tercer objeto maravilloso, el que sirve para recuperar los otros dos que los hermanos mayores perdieron. Aunque también puede suceder que el tercer elemento resulte negativo y que simbolice la muerte. Esto se debe a que en el ciclo vital del ser humano se divide en tres al igual que el del astro rey: el ayer, el hoy y el mañana. La importancia de este número radica en que implica el desarrollo y la conclusión de todo ciclo vital, tanto humano como cósmico. Es así como los tres regalos que aportaron los reyes, los dos primeros son de índole positiva, ya que el aurea corona ofrecida significaba la realeza del recién nacido, quien gobernara el cosmos. 12 puntas con doce piedras preciosas emblemáticas que corresponden a las tribus de Israel, pues el niño es su soberano. El incienso representaba la ofrenda para el dios inmortal y la apoteosis que le aguardaba, en tanto que la mirra amarga, el elemento negativo y era a la vez emblema del médico sanador de cuerpos y almas, símbolo de la muerte. |