“Las leyes y reglas naturales y del derecho de las gentes son comunes a todas las naciones, cristianas y gentiles, y de cualquier secta, ley, estado, color y condición, que sean sin ninguna diferencia”.
-Formulación emitida en el Vaticano por Bartolomé de las Casas.-
Hijo de encomendero. Entró en la orden de los dominicos en 1523. Mantuvo hasta el fin de sus días la pasión por la defensa de las poblaciones de Indias. Su obra Brevísima relación de la destrucción de Indias le dio gran fama al ser leído por él mismo en Valladolid, ante una comisión especial, con ideas que influyeron en la promulgación de las Leyes Nuevas de Indias, dictadas en 1542. En los últimos años de su vida llegó a sentar el principio de indiscutible modernidad de que las riquezas obtenidas en América pertenecían a sus pueblos aborígenes. De esta manera, su ciudad natal se convirtió para Fray Bartolomé de las Casas en "puerto y puerta" siempre abiertos al Nuevo Mundo.
Bartolomé de las Casas fue el defensor de los indios y, por ende, defensor de los hombres, de todos los hombres, de todos los oprimidos en todos los tiempos y en todos los lugares.
Defenderá sus derechos como seres humanos, personas racionales y libres, y luchará por conseguir para ellos la dignidad, la libertad, la justicia, preservar su cultura, su tierra y sus bienes.
Durante cinco siglos su figura ha estado rodeada de polémica: para unos, es el gran promotor de los derechos humanos, como defensor de los indios y de todos los hombres, particularmente los oprimidos; para otros, ha sido gran agitador de masas, personalidad obsesiva-compulsiva, cuyos escritos panfletarios contribuyeron a la leyenda negra contra España.
(1484-1566)
Fraile dominico español, cronista, historiador, filósofo, teólogo, jurista, obispo de Chiapas, reconocido como el gran defensor de los indígenas americanos. Nació en Sevilla, donde cursó estudios de latín, griego y hebreo; y humanidades: gramática, retórica y dialéctica, aritmética, geometría, astronomía y música. A la edad de nueve años vivió un suceso memorable: Colón volvía del descubrimiento de América con “gran alarde de indígenas, loros y papagayos”. Su padre también se embarcaría en el segundo viaje de Colón y a su regreso, traía consigo un indio taíno esclavo, que estuvo con Bartolomé hasta 1500. Movido por la sed de aventuras y afán de riqueza propias de un joven de dieciocho años, Bartolomé embarcó para la isla La Española actualmente Santo Domingo, donde fue colono, minero y encomendero; a las órdenes del gobernador Nicolás de Ovando y del capitán Diego Velázquez, tomó parte en las luchas contra los indios en Xaraguá y en Higüey, por lo que recibió como recompensa, un indio de esclavo y otro grupo en encomienda, con los que instala una labranza, cerca del poblado de Concepción de la Vega.
Realizó varios viajes a diferentes países; y en alguno de ellos se le concede una encomienda en La Concepción. En 1511, vivió el conflicto de los conquistadores con los frailes dominicos y escuchó por primera vez la protesta en contra del trato inhumano que se daba a los esclavos indígenas. Ante las denuncias de los dominicos, el rey Fernando convocó una junta de teólogos y juristas, y se promulgaron las Leyes de Burgos, el 27 de diciembre de 1512. Ese mismo año es ordenado sacerdote por el obispo de Puerto Rico, Alonso Manso. Vendió la hacienda que tenía en La Española, y se unió a la conquista de Cuba como capellán de los conquistadores, donde se le encomendaría la administración de la isla junto a Pedro de Rentería, hasta 1514.
A raíz de que un dominico le negara la absolución por tener indios de encomienda, Fray Bartolomé toma conciencia de las inhumanas condiciones en que viven los indios, criticando de injusta esta institución. Por tal motivo, considerará a los indios como los únicos y legítimos dueños de las tierras del Nuevo Mundo y renunciaría a sus indios ante Diego Velázquez; comprometiéndose a cambiar su vida y dedicarla a la defensa de los nativos. Acción por la que es nombrado “protector de los indios” en 1516. De esta manera, realizaría una colonización pacífica evangelizadora en la costa de Paria, actual Venezuela, pero derrotado regresa al convento dominico de Santo Domingo para dedicarse a la evangelización y profundización de sus estudios sobre la doctrina teológica, filosófica y jurídica de varios autores; lo que le permitió escribir y argumentar sobre la conversión de los indios al evangelio, exclusivamente mediante la persuasión y nunca por la violencia. Fue fundador y regente de un nuevo convento en Puerto Plata (Isla Española), tiempo en el que comienza a escribir la Historia de las Indias. A finales de 1534, destino al Perú, se queda en Nicaragua, luego Guatemala y México después; donde, con más éxito, realiza su plan de evangelización y colonización pacífica.
Las Casas fue el “autor” de una veintena [de leyes] para proteger a los indios, e inspiró otra veintena para reformar la burocracia colonial, y asimismo guió la nueva política colonial de Carlos V. Este fue el máximo esfuerzo humanitario del gobierno español a favor de los indios, y su existencia y contenido se deben a un hombre: Bartolomé de las Casas.
Publicó los famosos ocho tratados que podemos clasificar en tres tipos: a) de Crónica indiana, La brevísima relación de destrucción de Indias; b) de ética-moral, Confesionario, Octavo remedio, Esclavos; c) de política indiana, Controversia, Treinta proposiciones, Tratado comprobatorio, Principia quaedam. Los últimos años de su vida los pasó en Madrid. Todavía escribió varios memoriales, así como las obras tituladas De thesauris y Doce dudas, en las que defiende el derecho de propiedad de los indios a sus tierras y tesoros. Días antes de morir preparó su último memorial para el Consejo de Indias, en el que hace una defensa de su vida y su obra a favor de los indios, y denuncia las dos especies de tiranía: “las conquistas y la tiránica gobernación, injusta y cruel de las encomiendas”.
Murió el 18 de julio, aunque otros aseguran que fue el 31 de julio de aquel 1566, en el convento de Nuestra Señora de Atocha, en Madrid, y fue sepultado en la capilla mayor del convento. Bartolomé de Las Casas dedicó su vida y su obra a la defensa de los derechos del hombre, de todos los hombres (indios, españoles y negros), sin distinciones. Hace quinientos años, imaginó y deseó fervientemente para el Nuevo Mundo otros caminos y otras metas. Su vida y su obra nos animan hoy a imaginar y pensar en otro mundo posible y luchar por alcanzarlo.
[ ...] Las Casas fue siempre el líder que inventó casi todas las reformas civiles para proteger a los indios. No sólo las Leyes Nuevas, sino también la alternativa –el corregimiento- para sacarlos del brutal trabajo forzado en las encomiendas de españoles, pues en 1530, se otorgaron estos pueblos libres de indios bajo la Corona –con cada hombre un vasallo independiente-, pagando un tributo moderado al rey (como en la revisión original del plan de comunidades). También impulsó Las Casas todas las leyes antiesclavistas y muchas reformas menores (Rand Parihs).
Si son hombres, tienen todos los derechos: el derecho de vivir, de vivir en libertad, de poseer bienes y territorios, el derecho de gobernarse, de conservar sus tradiciones, sus costumbres, de practicar su religión, así como de ser invitados con toda dulzura, persuasión y bondad a abrazar libremente el evangelio.
-Fr. Bartolomé de las Casas, el maestro de la humanidad.-
Entre sus obras se encuentran: Memorial de remedios para las indias (1518), también conocida como Los quince remedios para la reformación de las Indias.Historia de Indias (1517); Apologética historia sumaria (1536); De único vocationis modo, conocida en español como Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión (1537); Memorial de los remedios (1542); Representación del Emperador Carlos V (1547); Treinta proposiciones muy jurídicas (c. 1548).
En 1552 regresa a Sevilla, donde publica libros escritos anteriormente: Principia Quaedam (1552); Brevísima relación de la destrucción de las Indias, colegida por el obispo don Fray Bartolomé de las Casas o Casaus, de la Orden de Santo Domingo (1552); Tratado sobre los indios que se han hecho esclavos (1552);
Octavo remedio (1552); Avisos y reglas para confesores (1552); Aquí hay una disputa o controversia entre Fray Bartolomé de las Casas [...] y Doctor Ginés de Sepúlveda (1552); Tratado comprobatorio del imperio soberano y el principado universal (impresa en 1553); Sobre el título del dominio del Rey de España sobre las personas y tierras de los indios (h. 1554); Memorial-Sumario a Felipe II (1556); Tratado de las Doce Dudas (1564); Petición de Bartolomé de las Casas a su Santidad Pío V sobre los negocios de las indias (1566); De regia potestate; De thesauris.
"No y mil veces no, ¡paz en todas partes y para todos los hombres, paz sin diferencia de raza! Sólo existe un Dios, único y verdadero para todos los pueblos, indios, paganos, griegos y bárbaros. Por todos sufrió muerte y suplicio. Podéis estar seguros de que la conquista de estos territorios de ultramar fue una injusticia. ¡Os comportáis como los tiranos! Habéis procedido con violencia, lo habéis cubierto todo de sangre y fuego y habéis hecho esclavos, habéis ganado grandes botines y habéis robado la vida y la tierra a unos hombres que vivían aquí pacíficamente... ¿Creéis que Dios tiene preferencias por unos pueblos sobre los demás? ¿Creéis que a vosotros os ha favorecido con algo más que aquello que la generosa naturaleza concede a todos? ¿Acaso sería justo que todas las gracias del cielo y todos los tesoros de la tierra sólo a vosotros estuvieran destinados?" [...]
Palabras de Fray Bartolomé de Las Casas.