“Si queremos educar a los niños de México para la libertad y democracia, debemos enseñarles, antes que nada, a ser verdaderamente libres y adquirir el arte de gobernarse a sí mismos, eliminando los procesos de mecanización y de ciega obediencia.”
“Sólo merece llamarse hombre el que sabe y puede y quiere ayudar al hombre”.
- J. Torres Bodet.
Jaime Torres Bodet fue un hombre fundamental en la Historia del siglo XX durante el México posrevolucionario. Los programas y proyectos que impulsó en México y en el extranjero, llegan hasta nuestros días como parte de su legado. Gracias a sus programas de alfabetización existen mexicanos que leen; y gracias a muchísimos otros programas, como la publicación de los libros de texto gratuito, permiten a cada niño de este país, poder percibir el olor de un libro nuevo, aprender en él, y en algunas ocasiones, sentir que tiene algo de su propiedad.
El siglo XX fue un periodo de la historia de México, donde se consolidó el país, luego de haber pasado por un violento movimiento revolucionario, que inició en 1910, y que pudo establecer un gobierno estable hasta entrados los años 30. Posterior al gobierno del General Lázaro Cárdenas (1934-1940), todos los presidentes han cumplido completamente su periodo de gobierno.
Jaime Torres Bodet, nació el 17 de abril del año 1902, en la Ciudad de México. En aquella época, perteneciente a la etapa final del periodo porfirista, la filosofía predominante en las altas esferas de gobierno era la del tipo positivista, -desarrollada a principios del siglo XIX por el filósofo Augusto Comte-. Los positivistas, a los que se les conoce en la historia como los “científicos”, ponían mucha atención en los dictados de la ciencia positivista en contrapartida a la teología. Sin embargo, esta clase aparentemente científica no produjo ningún beneficio a la población más necesitada. Probablemente este desprecio por las condiciones del grueso de la población de la clase de los “científicos” porfiristas, le diera una razón de vida a Torres Bodet, quien atendiendo a sus logros, fue un hombre que transformó México mediante sus diferentes responsabilidades en la Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Relaciones Exteriores, UNESCO, como embajador de México en Francia y a través de su obra poética que inició muy temprano en su vida.
Ese contexto histórico en el que nació y el posterior movimiento armado, formaron la base sobre la cual el joven Torres Bodet comenzaría su enorme trayecto. Pocas personas podemos contar que tengan una influencia en la historia de un país, como la que él tuvo en muy diferentes ámbitos. Enormes logros del país los debemos a su visión y profundidad. Y dado que son varios ámbitos en los que se movió, sería interesante recorrerlos y al final poder ver a este personaje en toda su dimensión:
Estudios
Se formó en la Escuela Normal, en la Escuela Nacional Preparatoria, en la de Jurisprudencia y posteriormente en la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional, donde trabó conocimiento con el Rector José Vasconcelos, quien lo nombró Secretario Particular y con ello comenzaría su gran carrera.
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WORDSWORTH
Su obra poética comenzó cuando el adolescente Jaime tenía 14 años de edad y se extendió a lo largo de su vida adulta. Sus poemas son intimistas y reflejan en su gran mayoría, temas que no tenían nada que ver con otras facetas de su vida. Sus libros de poemas incluyen:
1.- Cripta (1937)
Cuando hay alguien...2
Cuando hay alguien que implora de mi labio un consejo,
yo le ofrezco mi amor;
¿qué pudiera decirle, yo que vivo perplejo
y de mí propio, espectador?
Ha de llegar un día en que mi boca sea
2.- Fervor (1918)
Siendo muy joven, Jaime Torres Bodet traba conocimiento con el entonces rector de la Universidad Nacional de México José Vasconcelos, quien en 1921 lo haría su secretario particular, poco tiempo antes de que a éste, le fuera encomendada la creación de la nueva Secretaría de Educación Pública, y donde Torres Bodet quedaría a cargo de las bibliotecas públicas de la SEP de 1922 a 1924.
Nunca estaría lejano a la educación, aunque en periodos se dedicara a otros menesteres, como el servicio exterior o sus responsabilidades internacionales.
Posteriormente, ocuparía dos periodos como Secretario de Educación Pública:
- Durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho, de 1943 a 1946, donde entre otras acciones de suma trascendencia, implementó la campaña nacional contra el analfabetismo. Hoy en día, es poco común encontrar personas que no sepan leer y escribir; y menos frecuente que existan adultos que no hayan terminado la primaria. Pero en 1943, un alto porcentaje de la población no sabía leer, ni escribir. Y en este sentido, el trabajo de Torres Bodet y su visión, permitieron que la revolución mexicana se pudiera cristalizar en avances contundentes, como el derecho a la educación.
- Más adelante, estando al frente de la república Adolfo López Mateos, Jaime Torres Bodet sería invitado de nueva cuenta a ser Secretario de Educación Pública. En este nuevo encargo dirigió el llamado Plan de once años, que implementó mejoras en la calidad de la educación primaria. Además, propuso y lanzó el Programa nacional de libros de texto gratuitos, un programa inédito a nivel mundial, y el que hasta el día de hoy ha permitido a todos los niños del país acceder al conocimiento.
Gracias a Torres Bodet, todos los que vivimos posterior a la creación de este programa, podemos recordar cuando nos eran repartidos nuestros libros y la emoción que esto conllevaba, el olor del libro nuevo, las ilustraciones que en él venían, etc.
Su participación en el servicio exterior, lo llevó a colaborar como representante diplomático mexicano en Bélgica, España, Francia y Buenos Aires. De 1946 a 1948 fue Secretario de Relaciones Exteriores, cargo que le dieran protagonismo en los Tratados de asistencia recíproca, así como de la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA). De 1948 a 1952, fue Director General de la Organización de las Naciones Unidas, para la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO). Desde este encargo y posterior a él, impulsó que le eduación primaria fuera una realidad en América Latina y en el mundo.
La obra de Jaime Torres Bodet es un legado para los que ahora estamos construyendo el siglo XXI. Hoy podemos decir que la educación primaria es una realidad para la gran mayoría de la población de México. Sin embargo, la estafeta que nos deja es la de incrementar los niveles de calidad, que la formación de las personas nos permita entrar en este nuevo siglo siendo un país que no sólo consume conocimiento producido en otras latitudes, sino que genera conocimiento e innovación propios. ¿Estaría de acuerdo Torres Bodet o qué otra vertiente nos diría si lo tuviéramos con nosotros?
Torres Bodet fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (1952) y de El Colegio Nacional a partir de 1953. Fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Nuevo México (1944) por la Universidad del Sur de California (1947), por la Universidad Nacional Autónoma de México (1951), por la Universidad Autónoma de Sinaloa (1963); y también por las universidades de Burdeos, Bruselas, La Habana, Lima, Lyon, Mérida y París. Además de entre los muchos honores de instituciones nacionales y extranjeras, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura y Lingüística de México en 1966; y cinco años después, obtuvo la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República.
El entonces rector de la Universidad Nacional José Vasconcelos, al conocer al joven Jaime Torres Bodet (1921) de tan solo 19 años, quedó tan cautivado por su personalidad y carácter, que decidió de inmediato convertirlo en su secretario particular.
Como Secretario de Educación, el Dr. Torres Bodet enfrentó infinidad de retos y quedaron sin registro como si no hubieran sucedido; pero podemos consultarlos en Confabulario
Entre las iniciativas de Torres Bodet se encuentran: la modificación de los planes de estudio, se agruparon las asignaturas por áreas y se renovaron los métodos de enseñanza. Impulsó la educación tecnológica y fundó los Centros de Capacitación para el Trabajo Industrial y para el Trabajo Agrícola; además, promovió las Misiones Culturales en el campo y buscó la aprobación de un plan de reformas para la educación media.
Como literato usó los seudónimos de Celuloide, Sube y Baja y Marcial Rojas (seudónimo compartido con Bernardo Ortiz de Montellano).
Además de su obra poética, Torres Bodet escribía crítica cinematográfica. Allá por 1925, en la Revista de revistas, se podían leer los análisis del cine internacional de una tal "Celuloide".
El celuloide era un material plástico con el que se diseñaba los rollos de película para el cine. Esto después fue sustituido por un elemento menos inflamable, con lo que se evitaba que se quemara con facilidad.
Institutos, escuelas, centros culturales, colonias, calles entre otros han adquirido el nombre de tan ilustre personaje histórico.
En la última etapa de su vida sufrió de cáncer. Esto es algo que él no pudo soportar y en un “acto de libre voluntad” se quitó la vida el 13 de mayo de 1974, justo dos días antes del día del maestro.
Después de revisar la información sobre nuestro personaje central, los invitamos a realizar las siguientes actividades:
Visión de la tarea del maestro
“No se inventa la madurez, ni se altera arbitrariamente la sucesión de las estaciones. Jardineros del alma, los maestros lo saben por experiencia. Nadie conoce mejor que ellos cuánta predilección (impregnada, a la vez, de sabiduría y rigor pacientes) exigen cálices tan sutiles y floraciones tan vulnerables y prodigiosas. El tiempo sería su principal adversario, si no pusiera el maestro, en cada momento, lo más puro de su conciencia. Pero, cuando de veras se entrega a sus alumnos, el profesor lo advierte con gratitud: ese virtual enemigo acaba por convertirse en el más noble de sus aliados. Como la del poeta de La orestiada, la obra de todos los educadores está dedicada al tiempo.”
Fragmento del discurso de Jaime Torres Bodet el día del maestro en 1964.