EL AÑO QUE ENTRA

 
 

 

El año que entra no toca a la puerta, no saluda, observa con la arrogancia de quien nos tiene en sus manos. El año que entra se burla de nuestros intentos de cautivarlo, como pulverizará nuestros buenos propósitos. El año que entra disfruta de su poder, lo sabe efímero, conoce las desgracias y las catástrofes que repartirá sin equidad como siempre. En su jurisdicción de vida y muerte el año que entra arrasará con todo, sin dejar ni una flor seca para el sentimentalismo del recuerdo. El año que entra atropella con soberbia de vencedor la frágil dignidad de quienes lo inventamos y le erigimos un adoratorio.

 

 

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