La Revolución Mexicana apoyó el trabajo de los muralistas mexicanos, quienes no sólo plasmaban el nacionalismo existente, sino que, en el mismo proceso artístico, iban construyendo un proyecto nacional. Con un realismo popular de colores vivos crearon un estilo nacional, que reflejaba la historia del pueblo mexicano desde la época precolombina hasta la Revolución.

Mural del Palacio Nacional. Diego Rivera 1929.



Uno de los movimientos políticos, económicos y sociales ocurridos en América entre 1910 y 1920 es, sin lugar a dudas, la Revolución Mexicana; cuyo ideal consistía en desplazar la dictadura porfiriana que había predominado por 30 años. Los obreros soñaban con una legislación que les ofreciera un mínimo de protección contra el abuso de los poderosos. Los campesinos querían tierras. Y de haber mantenido una ideología bien definida habría sido igual de trascendente que la Revolución Francesa o la Revolución Rusa y servir de pauta para la liberación de muchos pueblos que en el resto del continente sur se encontraban en similar estado.

Entre las causas que desencadenaron la Revolución en México se encuentran: La cuestión agraria, la desigualdad social, la dictadura de Porfirio Díaz y la pobreza extrema del pueblo mexicano.

Las consecuencias del enorme latifundismo fueron graves para los mexicanos, ya que provocó la decadencia de la agricultura, porque el gran propietario se encontraba desvinculado de la tierra; y era dejada en manos de brutales e ineptos administradores que mandaban a latigazos al campesino y abusaban de las mujeres e hijas de los peones.

La pirámide social mexicana estaba conformada por clases sociales con marcadas diferencias. En los rangos más altos estaban los grandes latifundistas, los caudillos políticos, los miembros del alto clero y los empresarios extranjeros y nacionales. Seguían los pequeños burgueses y en la base, se encontraban los campesinos y obreros, que vendían en condiciones infrahumanas.

Vendimia en la Revolución Mexicana

Pirámide social mexicana

Por otro lado, las causas políticas eran el reflejo de la dictadura Porfiriana.

Porfirio Díaz llegó al poder por primera vez en 1876, bajo una política de no reelección.

En el transcurso de los años, hizo caso omiso de esta promesa electoral y buscó una y otra vez su reelección presidencial.

Con astucia, sagacidad y menosprecio de las aspiraciones ciudadanas logró gobernar durante 7 periodos, un caso realmente insólito e intolerable.

La base de estas sucesivas reelecciones no fue el derecho, sino la fuerza; no fue la prosperidad de los 15 millones de habitantes, sino de un pequeño grupo de privilegiados, en nombre del significativo y engañoso lema: “Paz, orden y progreso”.

En más de 30 años de tiranía y centralismo porfirista los poderes legislativo y judicial estuvieron subordinados al ejecutivo. La división de los poderes, la soberanía de los estados, la libertad de los ayuntamientos y los derechos de ciudadano solo existían escritos en la carta magna. Imperaba la ley marcial. La justicia, lejos de proteger al débil, servía para legalizar los despojos del más fuerte. Los jueces, en vez de encarnar la justicia se convertían en agentes del Ejecutivo. Las cámaras legislativas no tenían otra voluntad que la del dictador. Los gobernantes de los estados que él nombraba designaban e imponían a las autoridades municipales.

Veamos un poco de este fragmento de la Historia de México, a través de este corto video.

Revolución Mexicana


Díaz se disponía a defender su puesto, pero convencido de que su poder se desmoronaba y contemplando que todo el pueblo se había levantado en armas, se resignó a renunciar al mando en 1911, mediante la firma del pacto con Madero en la ciudad de Juárez. Luego, se trasladaría en tren a Veracruz y, posteriormente, viajaría a Europa; muriendo en París en el año de 1915.



El Movimiento agrarista


Con su triunfo, Madero pretendió cambiar el rumbo de la nación mexicana: restauró la Constitución de 1857, estableció el sufragio popular, prohibió la reelección. No obstante, estas reformas meramente políticas, no bastaban. El pueblo tenía hambre y quería un cambio de régimen, de estructura.

En estas circunstancias, El Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, jefe guerrillero del Sur, propuso el plan Ayala, dando la idea de distribuir la tierra entre los campesinos y él mismo se apropió de algunas haciendas y los distribuyó entre los trabajadores; bajo el lema: “La tierra es para quien la trabaja”.


Por su parte, El Centauro del Norte, Francisco Villa, organizó un ejército popular de mineros, peones, vaqueros y bandidos; y repartido dinero entre los campesinos, ganándose el respaldo de este sector. Contra Madero se unieron: conservadores, latifundistas, el clero y su ministro de Guerra (el traidor Victoriano Huerta), quien fue enviado a reprimir una rebelión conservadora y no vaciló en hacerlo asesinar, en 1913.

Con el asesinato de Madero comenzó una lucha terrible en la que participaron facciones maderistas contra carrancistas y constitucionalistas y contra convencionistas, zapatistas, villistas, orozquistas, obregonistas, callistas, etc.

Aprovechando el desconcierto nacional, los marinos norteamericanos invadieron el Puerto de Veracruz ante el intento de estrechar relaciones con los ingleses (1914); se inició la gran huelga de los Obreros, en la ciudad de México (1916); la proclamación de la constitución de Querétaro (1917), que puso las bases para consagrar los ideales de la revolución: jornada de 8 horas de trabajo, el salario mínimo, la indemnización por accidentes de trabajo, la reforma agraria, la nacionalización del petróleo, etc.

Finalmente, el líder campesino Emiliano Zapata fue asesinado a traición en 1920, en la Hacienda de Chinameca perteneciente al municipio de Ayala en el estado de Morelos.


 

Caudillaje en la Revolución Mexicana

Lázaro Cárdenas: La explotación del petróleo


Con la desaparición de Venustiano Carranza, México fue gobernado por cuatro presidentes. A partir de 1940 apareció el movimiento renovador con el Partido Nacional Revolucionario o PNR (actualmente Partido Revolucionario Institucional), con una de sus grandes figuras: Lázaro Cárdenas (1934 – 1940).

Teniendo como pilares de su gobierno a la clase trabajadora, los campesinos y el ejército, Cárdenas llevó adelante el programa de la revolución con una rapidez sin precedentes. Algunas de las obras emprendidas por Lázaro Cárdenas fueron:

  • el fomento de la distribución de tierras. Unos 18 millones de hectáreas fueron distribuidas (dos veces más que todos los gobiernos anteriores), a 750 mil familias. Así como organizadas grandes granjas cooperativas para la producción de artículos comerciales.

  • Amparar la organización de sindicatos, con el propósito de buscar las reivindicaciones sociales de los obreros. Tendía a unificar la organización de los trabajadores de todo el país, fortalecerla y dignificarla.

  • Expropiación de los yacimientos de petróleo que, en 1938, en cumplimiento de lo prescrito en la Constitución de 1937, reivindicó la propiedad del estado sobre las fuentes petroleras, desalojando a 17 compañías imperialistas, mediante una compensación de 400 millones de dólares.

    • Las compañías expropiadas, organizaron un boicot en contra del petróleo mexicano y pusieron obstáculos para la adquisición de buques petroleros. El gobierno de Cárdenas llevó acuerdos de intercambio con Alemania, Italia y Japón para cambiar el petróleo por maquinarias.

Lázaro Cárdenas del Río

Entre los resultados positivos de la Revolución Mexicana destacan:



Tres figuras sobresalen en pintura: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco. Artistas que infundieron una fe positiva en el futuro de México, al describir un mundo ideal en el que los campesinos araban su propia tierra y en el que los sueños de Morelos y de Zapata se hacían realidad.

Igual ocurre en el compositor Carlos Chávez, en el que la melodía tradicional indígena se convirtió en la base de la música nacional; y, por último, la novela de la revolución sacó sus temas de las hazañas de Villa y Zapata, así como de la vida indígena campesina.


Los corridos de la revolución


Los corridos de la Revolución Mexicana son expresiones musicales que surgieron a partir del conflicto interno que vivió nuestro país a principios del siglo XX; mediante una narrativa popular en forma de canción, poesía y balada. Podían tratar temas políticos, de eventos históricos y de relaciones sentimentales.

El corrido es considerado una fuente de información fidedigna sobre los movimientos, las victorias y las pérdidas de la revolución o movimiento social; los cuales siguen siendo muy populares hasta nuestros días.

La Fonoteca Nacional nos invitamos a escuchar algunos de los corridos de la Revolución Mexicana que tanto acompañaron a aquellos personajes icónicos en plenos campamentos de batalla. Así también, podremos conocer la narrativa sonora de algunas estampas de la Revolución y Hechos históricos compilados para mantener vivo el sentido del movimiento revolucionario.


Estampas de la Revolución


Hechos históricos


Fonoteca Nacional

Monumento de la Revolución Mexicana, Ciudad de México


Los monumentos y museos también dan cuenta de los acontecimientos que conforman la Historia de un país; por lo que en 1933 se le encomendó a Carlos Obregón Santacilla edificar una obra arquitectónica con el simbolismo nacional de la Revolución mexicana. Obregón Santacilla recuperó la estructura iniciada en 1910-1911 para el entonces Palacio Legislativo, y concluyó su encomienda en 1938. Además de ser un mausoleo dedicado a los personajes épicos de este movimiento, actualmente alberga al museo de la revolución.

Este recinto fue reformado y modernizado en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, y en la actualidad es un espacio con características que a todos les fascinará. Por ejemplo, pueden visitar el mirador y el ascensor panorámico que está al centro del monumento y que los llevará a la parte más alta de este museo, para disfrutar de la vista. Además, en el mirador hay información lúdica que trata el tema de la Revolución mexicana. No se pierdan el salón multimedia “Las crujías”, el cual se encuentra en el sótano del museo y está pensado para enriquecer la experiencia del visitante.

Existen otros museos que también es posible visitar para conocer algunos fragmentos de aquella época;



Les sugerimos investigar sobre otros museos donde sea posible conocer pasajes de la Historia de la Revolución Mexicana.



La revolución se hizo en ferrocarril


El ferrocarril como medio de transporte fue el protagonista principal de la Revolución Mexicana; sus rutas, vagones y estaciones fueron escenario de la lucha surgida para deponer a ricos y poderosos, y reivindicar a millones de pobres e indígenas.




Sugerencias didácticas


Les compartimos los siguientes recursos y sugerencias didácticas para reforzar su conocimiento sobre este gran momento de la Historia de México.

Revisen los siguientes recursos y materiales y seleccionen los de interés para elaborar sus propios productos de aprendizaje.



Lecturas sobre la Revolución


  • Armen trenes a escala para rememorar la época del ferrocarril de la revolución y compartan en el Foro de RedEscolar la importancia de este medio de transporte para este acontecimiento histórico.

  • Participen en los desfiles escolares vestidos con su atuendo campesino, caudillos o soldaderas, no olviden sus carrilleras; luego, reflexionen sobre la importancia de que un ciudadano defienda su identidad nacional y a su patria.

  • Elaboren sus galerías de imágenes o muros digitales; y,

  • Recuerden que pueden compartirnos sus hallazgos y productos de aprendizaje a través de nuestra red social: Facebook. O contactarnos por correo: redescolar@ilce.edu.mx.

En "La sombra del caudillo", M. L. Guzmán ofrece el retrato de los revolucionarios que no son revolucionarios; de caudillos que no lucharon por el bien común ni por la justicia social, sino por intereses individuales económicos y políticos, mediante argucias como el cambio súbito de adscripción o la palabra de honor dad que pierde credibilidad ante los hechos consumados bajo el agua. Revolucionarios y caudillos que al tomar el mando se olvidaron del pueblo, de la bola, de los que dieron o arriesgaron la vida en la batalla, utilizados como carne de cañón.

"La revolución es el huracán, y el hombre que se entrega a ella no es ya el hombre,
es la miserable hoja seca arrebatada por el vendaval...".
Mariano Azuela


Referencias