Como parte de las acciones de la Fuerza Área Mexicana, se creó el Escuadrón 201, quien cumplió un importante papel en la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes bombardearon embarcaciones mexicanas en las aguas del Golfo de México, por lo que el Presidente Manuel Ávila Camacho decidió declararle la Guerra al Eje Berlín-Roma-Tokio y unirse con Los Aliados (específicamente con Los Estados Unidos).

Nadie mejor que la hija del único sobreviviente de este grupo aéreo, podrá contarnos un fragmento importante de nuestra historia mexicana.
 

 
 


Mi padre se llama Carlos Garduño Núñez y es un personaje: se trata del único piloto aviador sobreviviente que formó parte del Escuadrón 201.


Algunos se preguntarán qué es el Escuadrón 201, ya que no todos lo saben, menos aún los niños y los jóvenes. El Escuadrón 201 representó la participación de México en la Segunda Guerra Mundial.  Formó parte de la Sección 5 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos  y de Los Aliados en el Pacífico. Su misión consistió en apoyar y consolidar la liberación de Filipinas, isla que se encontraba ocupada por el ejército japonés.  Su área de acción fue la isla de Luzón, considerada un punto clave e importante en el Pacífico.


El Escuadrón 201 estaba conformado por 290 hombres, entre ellos, 32 pilotos aviadores, algunos militares y otros civiles de los cuales, 5 de ellos perdieron la vida en acción. Estos pilotos fueron entrenados en bases militares norteamericanas, en el manejo de los aviones “P 47 Thunderbolt”. A éstos jóvenes, valientes y dispuestos, se les puso el sobrenombre de “Las Águilas Aztecas”, o “White Noses”, por estar cubierta con una manta blanca la nariz de su avión.

 


El 201, participó en más de diversas misiones peligrosas y difíciles, desde observación, bombardeo en picada, ametrallamiento de posiciones japonesas, y de convoyes en movimiento, misiones que resultaron clave para el éxito de la campaña del Pacífico.


Tras la rendición del  ejército japonés, el 201 fue recibido en México por el entonces Presidente Miguel Ávila Camacho con todos los honores de héroes de guerra, así como el reconocimiento de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos  y del país Filipino, mismos que en la actualidad siguen en contacto con mi padre.


Por cierto, que el próximo año se cumplen 70 años del final de esta cruenta y larga guerra, y por lo mismo se honrará en eventos diversos de la Unión Americana,  México, Filipinas, y en todos los países que participaron en la misma, a todos sus veteranos sobrevivientes. Solo espero que él pueda formar parte de estas celebraciones  y disfrutarlas.


Mi padre ha recibido y sigue recibiendo condecoraciones y agradecimientos, por su labor y participación en este evento que marcó su vida y la historia del mundo, además de que recuerda todo lo relacionado a este evento, con lujo de detalles.

 


Dos de los aviones utilizados por el Escuadrón 201, se encuentran en exhibición en la ciudad de México, uno en la Base Militar de Santa Lucía, donde también existe un museo abierto al público y otro más, en el Colegio Militar, de donde es egresado mi padre.


Existe un monumento en la ciudad de México, en Chapultepec, en el Parque de la Hormiga, junto a Los Pinos, y atrás de la Casa de los Espejos, por si lo quieren visitar. Ahí hay una placa con los nombres de todos los miembros del 201, y una individual para cada aguilucho caído en acción. Existen además, colonias, calles y escuelas con el nombre Escuadrón 201 en toda la República Mexicana pero poco se habla de este escuadrón, tanto en los libros de Historia de México, así como en las escuelas primarias, o bachilleratos, ni de su existencia, ni de sus hazañas en uno de los conflictos más terribles que ha sufrido la humanidad.


Su orgullosa hija: Suzanne Garduño Stanley